Pequeña guía para acercarse al maridaje perfecto

Vinos & Quesos

Dani 24, Marzo, 2009

 

Los maridajes están de moda. Hace algunos años, apenas se le daba importancia a la adecuación del vino a la comida. Como mucho, se escogía entre blanco y tinto en función de si tu plato principal iba a ser pescado o carne. Últimamente, cada vez son más los aficionados al vino que buscan una combinación lo más perfecta posible con los platos elegidos, para conseguir la sinergia que nos permitirá aumentar el disfrute de ambos elementos.

Por supuesto, maridajes posibles hay muchos, y el principal requisito para que un maridaje resulte acertado es simplemente que nos guste. Aun así, sí conviene tener en cuenta algunos detalles básicos que nos darán más garantías de éxito, como que la potencia de sabores de los elementos sea parecida para que uno no pierda identidad, que los aromas combinen o se complementen, y que las texturas estén en concordancia. Existe también una máxima en los maridajes que sugiere pensar primero en combinar vinos y platos por procedencia, ya que si hay coincidencia en el origen podemos tener algo ya ganado.

Respecto al mundo del queso, el maridaje se convierte en una tarea complicada, ya que cada las enormes diferencias entre variedades y curaciones, hacen que los vinos a combinar sean también muy diferentes. En este artículo, os proponemos algunos maridajes, para que los probéis y nos digáis qué os parecen. Veréis además que, rompiendo un tópico habitual, los vinos blancos -en general- armonizan mejor con los quesos que los tintos.

- Para los quesos de leche de cabra y oveja con mayor acidez, podemos utilizar el Chardonnay, Sauvignon Blanc o incluso algún rosado Blanc de Noire
- Para los tipos Brie, Camembert y aquellos de pasta blanda y sabor medio-intenso, podemos decantarnos por tintos jóvenes, afrutados y con poca madera (Tempranillo, Malbec, Merlot) o por un rosado de carácter
- Un Roquefort o un Cabrales puede mejorar con una buena copita de Sauternes, una Malvasía, o decantarnos por un Oporto vintage, o un Pedro Ximenez viejo si se trata de azules más potentes
- En los manchegos curados sí podríamos introducir algún tinto crianza, sobre todo si hablamos de quesos aromáticos o ahumados. Si el manchego es semi, un Chardonnay será un buen recurso
- Con el Gorgonzola podríamos recurrir a un Jerez oloroso o a un blanco de cosecha tardía
- Para Mozzarella, Ricota y otros frescos, no resultará mala opción la de un rosado joven o la de un blanco afrutado
- Los quesos holandeses llamarían más a un Pinot Noir joven o un Merlot suave


En cualquier caso, la mejor recomendación es dejarse llevar siempre por nuestros gustos, que para eso son nuestros.

 

 

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