Henri Bonneau: la tradición como filosofía

Henri Bonneau representa la duodécima generación de su familia que se dedica a la elaboración de vino. A sus 70 años ya superados, Henri no ha dejado nunca de mimar con cuidado extremo sus 6 únicas hectáreas -con amplísima mayoría de garnacha- de la ribera del Ródano.

Los métodos de elaboración de su pequeña producción son artesanales, buscando dotar a cada añada esa gran calidad que le ha valido uno de los prestigios más unánimemente espléndidos entre el público entendido, sin olvidarnos del gurú Robert Parker. Y es que sus vinos, entre la breve producción y su decisión de no vender más que a aquellos distribuidores que van a tratar a sus caldos como él cree que merecen, no son fáciles de encontrar.

Su bodega, rústica, abarrotada de barricas usadas, recibe la uva madurada hasta octubre en la vid, y la transforma y macera como Henri cree oportuno, con los trasiegos justos y el periodo de crianza que el veterano elaborador considera óptimo. Todo a la antigua usanza.

El resultado, unos Châteauneuf-du-Pape de terroir que, sin llegar a cotas de precios estratosféricos -salvo excepciones- resultan codiciados por su dificultad para encontrarlos y raramente decepcionan por su gran calidad.